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"La fibromialgia no se entiende porque está mal enfocada"

Artículos | 21 de Junio de 2012

A pesar de los importantes adelantos de la Medicina, la Fibromialgia y otras enfermedades afines, siguen estando en una situación de desconocimiento en su comprensión, manejo terapéutico y pronóstico. En mi experiencia con la enfermedad y con el trato de mis pacientes, he llegado al convencimiento de que la fibromialgia debe abarcarse desde una visión diferente a la convencional.


El error de base

La fibromialgia no se entiende porque está mal enfocada. La resolución del rompecabezas es mucho más obvia y sencilla de lo que a simple vista parece. Es nuestro esquema mental a la hora de entender las enfermedades lo que nos dificulta encajar lo evidente. La evolución histórica de la Medicina nos llevó a un punto en el que se produjo una separación entre los conceptos de cuerpo y mente.  Esta división, si bien fue necesaria para permitir el avance científico sin el lastre del oscurantismo ideológico de la Edad Media, también ha ido generando consecuencias negativas más a largo plazo cuando la sociedad de bienestar reclama la atención en patologías que si bien no matan, deterioran mucho la calidad de vida y para las que se necesita una visión global del paciente.

Simbólicamente, somos un esquema formado por tres esferas íntimamente relacionadas entre sí: la emocional con nuestros sentimientos, la cognitiva con nuestras creencias y pensamientos, y la física con nuestro cuerpo y su entorno. El problema es que, en la evolución de todo esto, como el cuerpo era lo único concreto y palpable en lo que se podía apoyar la ciencia, la esfera física se ha desarrollado más y ha quedado sobredimensionada frente a las otras. Esto ha dado lugar a que estudiemos las enfermedades sobre un esquema erróneamente distorsionado. Sobre este, todos, médicos y pacientes, buscamos una explicación básicamente física para cualquier enfermedad, porque si intuimos que pueda estar en relación con aspectos psicológicos, la infravaloramos de acuerdo con nuestra forma de entenderlas. Sin embargo, la fibromialgia es una enfermedad real, con síntomas físicos que definen un cuadro clínico idéntico en millones de personas de todo el mundo. El problema se encuentra en nuestro sistema nervioso.


Repercusión de nuestras emociones

El cerebro tiene tres funciones: sentir, pensar y actuar; esta última se realiza de dos formas, una voluntaria mediante el aparato locomotor para movernos y relacionarnos con el entorno, y otra involuntaria mediante el sistema nervioso autónomo, que controla la actividad interna de nuestro organismo, actuando como puente entre la esfera emocional y la física. Al dividir artificialmente algo que en realidad funciona conjuntamente, la mente y el cuerpo, hemos perdido la capacidad de entender racionalmente cómo las emociones pueden llegar a traducirse en nuestro cuerpo. Nos cuesta creer que algo que no podemos ver ni tocar se materialice en síntomas físicos concretos. Sin embargo, cuando existe un sufrimiento emocional mantenido, del que la persona puede ser consciente o no, se produce una situación física de estrés crónico que da lugar al conjunto de síntomas de la fibromialgia.

 Plan terapéutico para la fibromialgia

Al tratar cualquier enfermedad, realizamos un diagnóstico y un plan terapéutico. En este caso sucede lo mismo, pero sin finalizar en la detección de Fibromialgia, sino incluyendo el estudio de su causa. Es decir, qué puntos de desequilibrio mantienen al paciente en una situación de tensión interna que da lugar a un cuadro clínico de estrés crónico.

El objetivo del plan terapéutico es reponer el eje del equilibrio vital del paciente trabajando en los tres niveles; emocional, cognitivo y físico, tanto en relación a la enfermedad como a la situación vital del paciente. Hay que dar una información correcta sobre la enfermedad, su causa y como se revierte, desde un punto de vista médico. Además, necesitaremos un trabajo psicológico para fortalecer al paciente y reintroducirlo en su adecuado, y muchas veces reformado entorno personal.

El otro punto del tratamiento es la terapia física en la que se incluyen aspectos como el ejercicio o los fármacos, pero los imprescindibles con los que obtengamos beneficios que superen los efectos secundarios, si no ¿para qué los tomamos? Las medicinas por sí mismas no curan la enfermedad, sólo ayudan a tapar un poco los síntomas más agresivos, y poder tener al paciente en mejores condiciones para trabajar con él. El problema de algunas terapias convencionales es que cuando el resto de los pilares del tratamiento no se aplican o se hacen incorrectamente, el paciente no mejora y se suben dosis o se añaden fármacos al tratamiento de base.


¿Qué supone esta nueva visión?

La enfermedad es real, tiene una explicación lógica y una base de tratamiento estandarizada con la que sí se consiguen resultados satisfactorios, sin tener que acostumbrarse a convivir con el dolor. El enfermo de fibromialgia puede tener una calidad de vida satisfactoria y llegar a su curación si la enfermedad se abarca en su conjunto, desde la causa hasta sus manifestaciones físicas. De esta forma evitaremos que se convierta en invalidante.

Un artículo de la Dra. M. Carmén Bernabéu, Directora de la Unidad de Fibromialgia de IMED Elche

  • Dra. M. Carmen Bernabeu